Polonesa Heroica #ViernesDandoLa Nota

En cuestión de música soy bastante variable, me interesan y me gustan infinidad de géneros musicales que no tienen nexo común. Todo depende del momento y generalmente del estado de ánimo. Entre mi carpeta de archivos hay un pequeño espacio para la música clásica. Algunas piezas de compositores clásicos, y también de otros estilos, tienen la capacidad de evadirme, detener el tiempo y concentrarme única y exclusivamente en las notas, que por unos minutos se convierten en un todo. Una de las piezas que surten ese efecto en mí es la Polonesa Heroica de Chopin.viernes dando la nota 2

Recuerdo, cuando era poco más que una adolescente, sentarme en un enorme sofá orejero de terciopelo gris que presidía la salita de música de mi abuelo. Sobre mi cabeza, el imperturbable tic tac de un reloj de cuerda, que marcaba las horas y los cuartos en un grave din-dong que vibraba en el interior de la caja. La pequeña estancia albergaba un vetusto mueble de madera, coronado por un cristal negro. Escondía en su interior, además del típico mini-bar, un tocadiscos: un tocadiscos que admitía discos de pasta.

En el propio mueble los armarios bajos atesoraban un sin fin de viejos álbumes que contenían discos, algunos uniformados con la imagen de un perro escuchando un gramófono: La voz de su amo. Los discos albergaban varios géneros: óperas, zarzuelas, banda sonoras de cine… y mi preferido: las polonesas de Chopin. Todavía recuerdo los buenos momentos compartidos con unos viejos discos de pasta y el tic tac del reloj, anunciando que cada segundo cuenta. Es quizá por ello que incluso en la actualidad no me gustan las remasterizaciones de los discos antiguos. Llamarme rara o lo que queráis, pero el sonido peculiar y algo distorsionado que emana de los discos de antaño me gusta.

En aquella época ajena a la existencia de los redes sociales, a la wikipedia, Mr. Google y todas las distracciones que tenemos ahora, y que parece que siempre han estado ahí, había más tiempo para perder y atesorar momentos de introspección, que en definitiva nos conducen a crecer como personas.

Es por eso que ahora viendo a los niños literalmente absorbidos por los elementos multimedia intento hacerles herederos de esos pequeños momentos.
Y para que veáis que la música clásica no está para nada reñida con los peques os dejo, además de la de Rubinstein, la versión del Pajaro Loco y Andy Panda.

Por último, y como curiosidad, ya que os he hablado de los discos de la marca La voz de su amo, quería contaros las historia del origen de esa imagen tan característica porque resulta un tanto especial. El perro realmente existió y le gustaba escuchar como emergía del fonógrafo la voz de su amo.

El pintor Barraud recibió una curiosa herencia de parte de su hermano: su perro Nipper y su fonógrafo. Barraud se percató en repetidas ocasiones que cuando escuchaba la voz de su difunto hermano a través del fonógrafo enseguida acudía el fiel Nipper a escuchar y colocaba su hocico justo en la bocina de donde emergía el sonido del aparato. Tantas veces se repetía esa escena que Barraud la inmortalizó en un cuadro. En 1899 dicho cuadro fue adquirido por una compañía que empezaba a funcionar: Gramophone Company, aunque bajo la condición de que Barraud modificara el fonógrafo para transformarlo en gramófono.

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  1. Mamá Adanyl
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  2. #Jerby
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  3. Ms. E SPeTR
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