Ruta en un día por Baiona, Oia, A Guarda y Valença

La última vez que estuvimos en Galicia preparamos una bonita excursión de un día en familia por el sur de Pontevedra y el norte de Portugal. Salimos desde Cangas do Morrazo, en la Ría de Vigo, donde nos alojábamos. En nuestro periplo visitamos Baiona, Oia, A Guarda, el Monte de Santa Tegra y Valença. Teníamos en mente Tui, pero no os voy a engañar, no nos dio tiempo.

Os recomiendo que si estáis por la zona, realicéis esta excursión por el sur de Pontevedra y norte de Portugal, ya que disfrutaréis de paisajes increíbles, ciudades bonitas, arquitectura, y restos arqueológicos que nos hablan del pasado remoto de estas tierras.

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Baiona

Baiona es una ciudad preciosa, de esas que acaparan retazos de historia entre sus piedras y fortaleza. ¿Sabéis que fue el primer lugar donde atracó La Pinta con la buena nueva del descubrimiento de América?

Uno de los elementos más característicos de Baiona es su fortaleza. La fortaleza de Monterreal se ubica en una pequeña península, Monte Boi o Monterreal. Son 3 km de muralla, con diversas torres y puertas. Todo ello bordeando el mar.
Detalle de la fortaleza de Baiona

Para recorrer por las murallas existen dos posibilidades. La primera es entrar en el parador de Monterreal. Podéis hacerlo a pie o en coche. Recorreréis las murallas entre bonitos jardines. La visita cuesta 1 € por persona. Si subís en coche, 5 € por vehículo.
La otra opción es hacer el recorrido a pie de muralla, que es el que hicimos nosotros, y es muy recomendable.

Tras caminar a los pies de la muralla nos acercamos a la reproducción de la carabela de La Pinta para terminar dando una vuelta por el casco antiguo.
Reproducción a escala real de La Pinta

Desde allí volvimos a coger el coche para dirigirnos a la Virgen de la Roca, una escultura gigante de 17 metros de altura con un mirador en su parte más alta. Allí tenéis zona de pícnic por si os apetece comer algo.
Virgen de la Roca, Baiona

Oia

Desde la Virgen de la Roca tomamos rumbo a Oia. Por la carretera de la costa, la PO-552, pudimos disfrutar de unos idílicos paisajes marinos. De Oia lo que vimos, básicamente, fue el Real Monasterio de Oia. Se trata del único monasterio de la Orden del Císter situado en el Atlántico. En su interior no está muy bien conservado, lo que ofrece un espíritu romántico a la visita. Si tenéis la oportunidad de que os coincidan los horarios, podéis entrar, vale la pena la visita. Los martes las visitas son gratuitas y vais acompañados, pero no son guiadas. Podéis consultar la Web del propio Monasterio de Oia para más información.
Fachada del Monasterio de Oia

A Guarda

De Oia continuamos por la carretera costera y llegamos a A Guarda, que posee una plaza mayor muy acogedora en la que paramos a tomar un café y reponer fuerzas. Si queréis profundizar más en este municipio, os remito a Vigopeques, que os cuenta con todos los detalles qué ver en A Guarda.

Nosotros nos encontrábamos ansiosos por subir al Monte de Santa Tegra, porque nos llamaba mucho la atención visitar el Castro que ahí se conserva.

Ermita de santa Tegra

En el Monte de santa Tegra no solo encontramos vestigios arqueológicos. A medida que empezamos a subir observamos numerosos cruceiros, tan característicos de Galicia, que nos indican que el Monte también es un centro de devoción católica.

Lo más recomendable es iniciar la visita por la cima del Monte de Santa Tegra. Allí encontraréis la ermita de santa Tegra y unas vistas increíbles sobre el río Miño.
Además de ver la ermita y disfrutar de las vistas, hay otro motivo por el que empezar la visita desde el punto más alto. En la cima también encontramos el MASAT. Museo Arqueológico de Santa Tegra. La entrada es muy asequible, 1 € los adultos y 0’50 los niños. No cierra al mediodía en verano. Allí os ilustrarán sobre los pormenores del castro que se encuentra más abajo.

Castro de Santa Tegra

Cómo os he dicho, nos hacía mucha ilusión conocer el castro. El marco en el que se ubica es incomparable. Encontramos restos a ambos lados de la carretera. Quedando a nuestra izquierda la parte donde es mayor el número de construcciones.
Vista general del Castro de santa Tegra en A guarda

Es una idea genial para ir con los niños, porque si lo veis desde arriba queda perfectamente delimitada lo que fue la estructura del poblado, aunque solo se mantengan en pie los cimientos.
Por otra parte, hay unas pocas cabañas reconstruidas a las que podemos entrar libremente y nos permite clarificar aun más como fue en su época de esplendor. La mayoría de investigadores coinciden en que el castro mantuvo una ocupación ininterrumpida desde el s. I a C al s. I d. C.

Desde A Guarda nos fuimos a lo que sería nuestra última parada del día, Valença.

Cruzando la Frontera con Portugal. El Puente Internacional de Tui

Si entráis a Portugal, hacedlo por el camino que va de Tui a Valença. Y concretamente por el Puente Internacional de Tui. Vale la pena acercarse y verlo bien. Hay gente que le atribuye el diseño a Eiffel; sin embargo se lo debemos a un ingeniero manchego: Pelayo Mancebo de Ágreda. Y fue la compañía belga Braine le Comte la que se encargó de la parte empresarial.

El puente Internacional de Tui cruza el rio Miño. Y por encima de la carretera por donde pasan los coches tenemos las vías de tren.Puerta de Portugal

Actualmente en Europa no da la sensación de que se crucen fronteras. No sé si a vosotros, pero a mí de peque me encantaba aquello de cambiar de país. La frontera era un punto que delimitaba claramente el paso y te hacía sentir la emoción del paso. El Puente Internacional de Tui cuenta con una puerta con la Bandera y el nombre de Portugal. Al verla da la sensación de traspasar y cambiar. Las vías del tren, la puerta y la estructura metálica del puente elevándose sobre el Miño contribuyen a que el paso por el Puente Internacional de Tui sea un atractivo más si vais con niños.Interior del puente Internacional de Tui

Valença do Minho

Valença fue nuestra última parada antes de regresar a Cangas do Morrazo. Su principal atractivo es la fortaleza. Hay un parking antes de entrar. Es de pago pero era muy barato.

La ciudad portuguesa de Valença bien merece una visita. La fortaleza es impresionante y se encuentra en buen estado de conservación. Envuelve una pequeña ciudad con arquitectura típica de Portugal en la que vale la pena recrearse. Con sus iglesias, sus fachadas enlosadas. Es de aquellos rincones coloridos y alegres que transmiten positivismo.
Iglesia en Valença

Si queréis una sugerencia, lo ideal es perderse entre sus calles, un poco sin rumbo fijo, ya que es pequeña. Pero otra opción es que nada más entrar por la puerta encontraréis la oficina de turismo en la que podéis pedir un plano con los edificios más emblemáticos de la ciudad.

Dejando de lado la belleza arquitectónica que encierra la fortaleza de Valença, la ciudad tiene el aspecto de un gran mercadillo. Lo que más se vende son cosas de algodón: toallas, pijamas, calcetines, manteles. Es el reducto de lo que antiguamente la gente iba a comprar a Valença porque salia bastante más barato que Galicia. Actualmente los precios están más igualados.Detalle de las fachadas de una calle de Valença

La vuelta al apartamento desde Valença ya la hicimos de un tirón. Tardamos unos 45 minutos en regresar a Cangas do Morrazo por la AP-9. Tui y su catedral nos quedaron para otra ocasión, pero tampoco era cuestión de ir corriendo para verlo todo. Más bien nos tomamos el día con relativa calma y lo cierto es que cundió bastante y nos gustó mucho la ruta, porque resulta un recorrido cómodo de hacer y bastante variado para disfrutar en familia.

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