Visita familiar al Museo de la Vida Rural en L’Espluga de Francolí

Sí estáis pensando en hacer turismo por L’Espluga de Francolí os recomiendo preparar una visita al Museo de la Vida Rural. Es un museo moderno, muy asequible para los niños. Estoy segura de que disfrutarán viendo objetos, hologramas, audiovisuales, y con la recreación escenas cotidianas del mundo rural de la preindustrialización.

Museo de la Vida Rural

Estuvimos hace unos meses, cuando pasamos un fin de semana en el albergue Jaume I de Xanascat, y nos encantó. Es una buena opción de ocio familiar para acercar a los niños al mundo del campo, y más sabiendo que, a día de hoy, parece que hay algunos que creen que la leche sale del tetrabrick.

El fondo del Museu de la Vida Rural se divide entre varios edificios y espacios:

El más antiguo, que fue cuna del museo, una casa rural que perteneció a la familia Carulla. Data del s. XVII. De hecho, fue el propio Lluís Carulla quien transformó la vivienda en museo.

Qué ver en L'Espluga de Francolí

El objetivo, preservar, recoger y difundir el legado del mundo rural, y de esta forma ayudarnos a entender y valorar el presente para mejorar el futuro.

En contraste, el edificio principal, moderno y funcional, fue construido en 2009 de la mano del equipo de arquitectos liderado por Dani Freixes.

Pero el Museu de la Vida Rural sigue creciendo, y en 2012 se complementa con un edificio anexo dedicado a aulas y exposiciones temporales.

Además, en 2014 se construyó en el interior las instalaciones del Museu de la Vida Rural un huerto ecológico, que os garantizo que hará las delicias de los más pequeños.

Museo rural con niños

Como podéis apreciar, el fondo y las posibilidades del museo se reparten en un amplio espacio en el que no solo podréis disfrutar de maquetas y objetos, sino que os encontraréis con audiovisuales, hologramas, y toda una serie de elementos que hacen del Museu de la Vida Rural un museo con un contenido no solo atractivo, sino también con un enfoque muy actual.

Cuando traspaséis sus puertas preparaos para retroceder 100 años en el tiempo, un viaje que os conducirá a través de las costumbres, tradiciones y el día a día de los habitantes del mundo rural catalán.

Huerto ecológico

Nuestra visita empezó con un audiovisual que nos adentró en la vida de las gentes de payés. Audiovisual acompañado, por otra parte, de efectos de luces, con siluetas tipo holograma que sin duda despertarán la atención.

El recorrido por las diversas salas del museo nos hizo apreciar mejor el hecho de que antiguamente conseguir, por ejemplo, un vaso de leche, no era tan sencillo como abrir la nevera y cogerla. Que el día a día en el campo guarda una relación estrecha con los ciclos de la madre Naturaleza. Que la base de la economía durante mucho tiempo fue la de la subsistencia. Se alimentaban de lo que cultivaban, y de aquí la importancia de las herramientas y los animales para realizar los trabajos de la tierra, y, en consecuencia, cómo resultan imprescindibles una serie de oficios relacionados con el trabajo agrícola. Eran necesarios oficios como los de los herreros, cesteros, carpinteros, para cuidar todo lo necesario para conseguir extraer el máximo partido de las cosechas.

Vida rural en Cataluña

Y hablando de los oficios y escenas campestres, las podemos disfrutar reflejadas en todo su esplendor en la colección Toda una vida de Josep Traité, un maestro artesano, originario de Olot, que recuperó, a través de sus obras, las escenas rurales de hace 100 años. En el recorrido por esta muestra encontraréis refranes y frases populares, algunas quizá las sabréis, otras os vendrán como algo nuevo, pero seguro que os llaman la atención.

El museo también cuenta con una sala dedicada a medios de transporte, desde carruajes de la gente bien hasta tractores más modernos.

En cuanto al utillaje, se entremezclan utensilios propiamente de la vida campestre como arados, cestos de mimbre, o medidores de granos… con otros más propios de la vida cotidiana en general, como telares, vestidos, muñecas antiguas, sillas de barbero o sillas diseñadas específicamente para parir.

Qué ver en L'Espluga Francolí

Nos sumiremos en salas provistas de grandes recipientes para guardar el aceite, prensas, toneles de vino, farmacias, telares, tanto al natural como a pequeña escala. Las recreaciones en miniatura son increíbles… Me alargaría mucho más, pero no tenéis más que preparar vuestra visita para descubrirlo.

A mis hijos les encantaron los hologramas, por otra parte la iluminación en algunas secciones está muy cuidada, lo que contribuye a crear una escenografía que nos retrotrae plenamente al pasado y permite disfrutar del fondo que alberga el museo de la vida rural. Y es que incluso se recrean olores en un museo plenamente centrado en el s. XXI que contiene además elementos interactivos que invitan participar a quien lo visita.

Si tenéis pensado acudir al Museu de la Vida Rural os recomiendo que consultéis la agenda, ya que en ocasiones preparan actividades familiares. Cuando lo visitamos hicimos un taller de huerto, aprendiendo a plantar. Nos llevamos la plantita a casa, donde la cuidamos y la hicimos crecer en nuestro propio huerto ecológico.

El interior del museo tiene secciones que os llegarán al corazón si de alguna forma u otra tenéis algún tipo de relación con el mundo rural. Y para los que os venga de nuevo, como a los pequeños, el museo está dotado de todos los elementos necesarios para alcanzar la máxima comprensión de lo que era la vida rural anterior a la industrialización.

Museu de la Vida Rural

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