Actualmente son muchos los motivos que nos pueden conducir a llevar a nuestros hijos a un psicólogo especializado en niños y adolescentes. No necesariamente porque supongamos que pueden tener una patología, sino simplemente porque hay situaciones en las que, como padres, nos podemos sentir desbordados, o bien, desconcertados por el hecho de no saber cómo actuar ante determinadas circunstancias que viven nuestros hijos: desde dificultades en el momento de desarrollar las habilidades sociales, tendencia a somatizar, cuando algo no acaba de funcionar en el colegio, sospechamos de acoso, nos preocupan conductas en la alimentación…
Personalmente, nosotros acudimos al psicólogo por el tema de aprendizaje. Mi hija mediana contaba con 5 años y su evolución escolar estaba bastante por encima de la media. Debo confesar que ante esa situación, como madre, me sentía muy perdida y preocupada. En aquella época no tenía demasiada información sobre altas capacidades, y notaba que lo que le sucedía a mi pequeña, que no estaba bien, se escapaba de mis manos. Llevarla a un centro regentado por psicólogos especializados en niños y adolescentes ACI me abrió una puerta en un camino en el que no sabíamos por dónde tirar. Tras la primera visita, vino el diagnóstico, y al cabo de unos años, la aceleración escolar. En esa carrera imparable contamos en todo momento con el apoyo de nuestra psicóloga, además de su asesoramiento y participación en la intervención escolar. Echando la vista atrás, y viendo cómo han ido evolucionando mis hijos a lo largo de los años, solo puedo afirmar que es una de las mejores decisiones que he tomado con respecto a la crianza.
El caso de mis hijos eran las altas capacidades, pero con los niños se pueden vivir mil situaciones en las que puede resultar de gran ayuda buscar asistencia de algún centro psicológico.
– Si notamos cambios importantes en nuestros hijos, se muestran irritables, apáticos, tristes, enfadados, agresivos con los demás durante un espacio de tiempo prolongado y no conseguimos llegar a la causa.
– Cuando el niño se queja frecuentemente de dolores, ya sean de cabeza, de estómago… y nuestro pediatra nos dice que no existe ningún problema físico. Es posible que estén somatizando, y la ansiedad o el nerviosismo se manifiesten en forma de malestar físico.
– Los niños con pocas habilidades sociales, con una autoestima excesivamente baja,…
– Cuando se ha producido una pérdida cercana que les supera. También si los notamos que les cuesta adaptarse a un cambio familiar, como un cambio de residencia, o el divorcio entre los padres.
– Cuando sospechamos que hay problemas de alimentación, tipo anorexia y bulimia.
– En temas de acoso escolar…
– Cada niño evoluciona de forma distinta, pero si se sobrepasan las competencias evolutivas, ya sea al hablar, caminar,… probablemente será vuestro propio pediatra quien os sugiera acudir a un profesional.
Estos son solo algunos unos ejemplos por los cuales si se diera el caso, llevaría mis hijos a un centro de psicología infantil y juvenil. Ante todo, es importante que nuestros pequeños, ya sean niños o adolescentes, no sufran, y evolucionen de una forma equilibrada. No es cuestión de evitarles conflictos, sino de que en caso de que se encuentren desorientados ante determinadas situaciones, cuenten con un apoyo profesional que vele por su bienestar, que sientan que les comprende y les aporta de las herramientas necesarias para seguir adelante por ellos mismos.
Por otra parte, es importante elegir buenos profesionales. Existen centros que cuentan con diversos profesionales especializados en diferentes aspectos de psicología infantil y juvenil, como los centros de psicólogos en Benalmádena y psicólogos Málaga, donde disponen de profesionales preparados específicamente para diversos casos que les permiten tratar problemas relacionados con las habilidades sociales, acoso escolar, trastornos de alimentación como anorexia y bulimia, de sueño, como pesadillas o terrores, problemas escolares, evaluación de inteligencia,…
La tarea de ser padres es muy gratificante, pero a veces se nos complica la situación. No es necesario llegar al punto de desbordarnos emocionalmente antes de solicitar ayuda. Aunque muchas veces las preocupaciones que nos dan nuestros peques se pueden solucionar desde casa, ante cualquier duda lo mejor es elegir un buen centro en el que os asesoren sobre las necesidades de vuestros hijos. En el caso de que necesiten tratamiento a manos de especialistas, estos conseguirán aportar las herramientas, estrategias y habilidades necesarias para lograr enfocar la situación que permita a los niños y adolescentes enfrentarse por ellos mismos a aquellas situaciones que les preocupan.
Y vosotr@s, ¿habéis llevado a vuestros hijos al psicólogo? ¿Cómo ha sido la experiencia?
Gracias por compartir este post porque además de interesante es útil. Me ha venido muy bien leerlo justo en este momento. Un abrazo y gracias!
Me alegro de que te haya ido bien leerlo!! 🙂