Si sois amantes de los pueblos medievales amurallados, sin duda, Montblanc os encantará. Pero en este post os quiero enseñar que las posibilidades que ofrece este bonito pueblo de la provincia de Tarragona van mucho más allá de su recinto amurallado. Los 100 km2 de su termino municipal engloban espacios naturales, museos, arte, gastronomía y miles de años de Historia. ¿Sabíais que en Montblanc encontramos diversos abrigos de roca en los que se conservan pinturas rupestres?
Gozamos de la oportunidad de descubrir Montblanc (tarragona) gracias a que participamos en un blog-trip organizado por Turismo Montblanc, junto a nuestros compañeros de Barcelona Travel Bloggers. Fue un fin de semana completo en el que disfrutamos de su centro histórico y museos, conocimos su entorno natural, paladeamos los platos más originales y pernoctamos en alojamientos con encanto. Y es que Montblanc es un emplazamiento ideal para disfrutar de una escapada de más de un día.
Tenía ganas de hacer un breve resumen de lo que vivimos durante el finde y compartir con vosotros nuestra experiencia:
Nuestro periplo se inició en la Oficina de Turismo, situada en la misma carretera por la que se accede al municipio, calle de la Muralla de Santa Tecla, en la afueras del recinto amurallado y justo al lado de una bodega modernista. Tras la cálida acogida, iniciamos nuestras actividades con una visita guiada al centro histórico de Montblanc.
Qué ver en Montblanc. Visita al centro histórico
Esta actividad nos permitió conocer los rincones y edificios más importantes de Montblanc. Sus calles bien cuidadas invitan a callejear y dejarse envolver entre la historia que encierran sus murallas. La primera parada fue el antiguo Hospital de Santa Magdalena. El edificio, sobrio en su exterior, alberga entre sus paredes un claustro pequeñito y rebosante de encanto.
Tras el hospital nos adentramos al interior de las murallas por el Portal de Sant Antoni, reconstruido y adaptado a nuestros tiempos. Ya intramuros descubrimos los detalles de sus edificios y emplazamientos más emblemáticos, como pueden ser: la Iglesia de Santa Maria, la fotogénica Calle de la Plebania, la Plaza Mayor, o la Iglesia de Sant Miquel.
Deambulamos hasta el Portal de Sant Jordi, por el que entró, según cuenta la leyenda, el mismísimo Sant Jordi acompañado por la princesa y el dragón. Desde la Torre de Pere III gozamos de unas magníficas vistas sobre Montblanc y alrededores, para, a continuación, recorrer un pequeño tramo de la muralla del camino de ronda.
La visita guiada se nos hizo muy amena e interesante. Se dirigía a público adulto. Pero si viajáis con peques, desde la Oficina de Turismo también ofrecen la posibilidad de hacer una visita enfocada a familias, en la que el objetivo es captar la curiosidad de los niños mediante la observación de pequeños detalles que se encuentran en el casco antiguo de Montblanc. Si os apetece conocer más a fondo este municipio, las podéis reservar en la misma Oficina de Turismo de Montblanc.
Tras la visita, que duró algo más de una hora, nos acercamos al Museu del Pessebre de Catalunya
Museu del Pessebre de Catalunya
Su fachada amarilla, en la que se enreda un emparrado artificial, unida a los villancicos que se escuchaban emergiendo del interior del edificio, preludiaba, desde la misma entrada, el ambiente de este museo.
El Museu del Pessebre de Catalunya me sorprendió gratamente por su decoración, en una mezcolanza de estilo medieval y oriental, sin obviar la magia de su cielo iluminado con pequeñas estrellas que se cierne sobre nosotros en las escaleras de acceso a la segunda planta.
El edificio consta de 3 plantas visitables en las que se respira espíritu navideño durante todo el año. La exposición de su fondo la conforman ventanitas, tras cada cristal un pesebre. En la segunda planta paseamos entre escenas de la pasión de Jesucristo. En la tercera, la exposición “Joan Mestres i Baixes. Una vida dedicada al pessebre”
Los pesebres, realizados con tanto mimo, cuidando hasta el último detalle, la iluminación, los paisajes, las escenas,… siempre me han cautivado. Personalmente, me trasladan a la infancia, y el Museo del Pessebre de Catalunya resulta ideal para recuperar parte de esa mirada infantil que todos llevamos en nuestro interior. Eso sí, sin perder la capacidad de observar con ojos de adulto la minuciosidad de cada detalle, fruto de la dedicación y pasión de los pesebristas. Es una visita imperdible si estáis en Montblanc, y especialmente si vais con niños.
Para ampliar información, podéis consultar la Web del Museu del Pessebre de Catalunya.
Entre la visita a Montblanc y al Museo del Pessebre de Catalunya, pasó volando la mañana y llegaba la hora de comer. Nos dirigimos hacia Cal Maginet.
Cal Maginet, Restaurante
Cal Maginet es un hotel-restaurante. Se ubica en Vilaverd, a tan solo 5 minutos en coche desde Montblanc. El ambiente es agradable y acogedor, se trata de una antigua casa señorial reformada en la que se han mantenido las estructuras originales y decorada con gusto exquisito. El servicio, rápido, trato excelente.
La cocina es de mercado, con productos de buena calidad, presentados cuidadosamente y ofreciendo contrastes de sabores deliciosos, acompañados por buenos vinos de proximidad de la DO Conca de Barberà.
Tras el ágape llegó el momento de visitar unos antiguos molinos de harina: els Molins de la Vila
Molins de la Vila
En la confluencia de los ríos Francolí y Anguera se ubican los antiguos molinos de Montblanc. Exactamente se trata de dos molinos harineros, el Molí Xic y el Molí de la Volta. Se sitúan aproximadamente a 1 km de Montblanc. Es en esta zona en la que se estableció la primera ocupación de Montblanc durante la Edad Media. Las circunstancias adversas, provocadas por la humedad y cercanía de los cursos de agua, condujeron a que en pocos años el núcleo de población se estableciera en el cerro en el que se asienta actualmente. Sin embargo, quedaron allí los molinos, puesto que era un emplazamiento idóneo para aprovechar la fuerza del agua y poner en funcionamiento los molinos gracias a la energía hidráulica.
Actualmente, del Molí Xic queda poco en pie. Del Molí de la Volta se conserva la planta baja y es posible ponerlo en funcionamiento.
La visita a los Molins de la Vila resulta sumamente instructiva para conocer el funcionamiento de los molinos harineros. Nos adentra en el conocimiento de la evolución de la molienda de harina desde sus orígenes, en la Prehistoria.
Se trata de una actividad recomendable, especialmente si viajáis con peques, ya que podrán participar en el recorrido histórico sobre la molienda y la transformación del cereal en harina.
A nuestro grupo en particular el clima nos resultó adverso. Debido a la lluvia no fue posible disfrutar de su rico entorno natural, con espacio para picnic incluido, pero por la zona se pueden dar paseos muy agradables en plena naturaleza.
Tenéis toda la información para reservar en la Web del Museu Comarcal de la Conca de Barberà
Finalizada la visita nos dirigimos de nuevo a Vilaverd para hacer el check-in en nuestro hotel. De nuevo desembarcamos en Cal Maginet.
Cal Maginet, Hotel
Si estáis buscando alojamiento en Montblanc, sin duda Cal Maginet es una muy buena opción. Cuenta con 8 habitaciones en las que se combina el ambiente rústico con elementos y equipamientos modernos. De esta fusión nace un alojamiento cómodo y confortable con habitaciones espaciosas y numerosas salas comunes en las que te puedes sentir como en casa.
Si sois familia numerosa, como nosotros, tienen alguna habitación en la que caben ampliamente una cama de matrimonio y tres individuales sin perder confort ni espacio, algo que es de agradecer. El desayuno está incluido, se sirve en la buhardilla, es completo, con productos bien presentados y de buena calidad.
Para reservar, podéis consultar la Web de Cal Maginet
Tras un descanso reparador llegó la hora de cenar. Para finalizar la jornada nos acercamos hasta el Molí d’en Mallol
Molí d’en Mallol
Se ubica en lo que fue un antiguo molino del s.XIII. Nada más entrar te conquista el edificio, con sus arcos de piedra, su comedor principal amplio, diáfano, acogedor. Nos cautivó definitivamente la calidad de los productos. En su carta encontramos cocina variada, creativa y deliciosa. El trato, impecable, y también el cuidado de los detalles. Disfrutamos de un maridaje de vinos y platos de degustación.
Los vinos eran de proximidad, DO Conca de Barberà, y me sorprendieron por su calidad, que no tiene nada que envidiar a otras denominaciones más conocidas.
Para consultar la carta y reservar, podéis visitar la Web del Molí d’en Mallol.
Nos fue genial descansar y reponer fuerzas. Al día siguiente temprano teníamos planificada una ruta por las montañas de Prades.
Mas d’en Llort. Ecosistemas del arte rupestre
La ruta del Mas d’en Llort consta de 8’5 km, en los alrededores de Rojals. La duración es de 5 horas aproximadamente, con algo de pendiente, pero sin grandes dificultades.
Debo confesar que me encantó realizar este recorrido circular por varios motivos: el contraste de paisajes y los cambios de vegetación en zonas en las que abundaban pinos y encinas. Bosques sombreados con sotobosques ricos en vegetación, vistas espectaculares, numerosas fuentes y acequias en el camino,… Por otra parte, el hecho de poder contemplar tres abrigos prehistóricos que conservan sus pinturas rupestres es algo que no tiene precio. Son santuarios de miles de años de antigüedad, ya que datan del Paleolítico final y el Neolítico. Han sido catalogadas como Patrimonio Universal por la Unesco.
Las pinturas se encuentran protegidas por una verja, por lo que si queréis disfrutar de todos sus detalles, lo mejor y más recomendable es optar por una visita guiada con Reboll Ecoturisme, y, además de poder acceder a las pinturas, os permitirá descubrir gran cantidad de detalles sobre la flora y la historia de la zona, en la que encontramos diversas masías dispersas.
Esta misma visita y otras rutas las podéis consultar y reservar a través de la Web de Reboll Ecoturisme.
Finalizamos la jornada en el restaurante La Parra. Jardí gastronómic.
Restaurante La Parra. Jardí gastronòmic
La Parra. Jardí Gatronòmic es un restaurante original, que se encuentra al aire libre. La cocina se ubica en el interior de un autobús de estilo retro. La decoración del jardín es cuidada y muy actual. Tuvimos una velada en un ambiente muy agradable y cómodo. La comida, deliciosa también. Cocina de mercado, con platos y tapas tradicionales catalanes con un toque actual.
Según la época del año varían las opciones, que van desde comidas y cenas a meriendas o vermut. Calidad, productos de proximidad, buena ambientación y trato que bien merecen una visita.
Para información y reservas, os dejo la Web del Restaurante La Parra. Jardí gastronòmic
En el ambiente distendido de este restaurante finalizó la experiencia del blog-trip en Montblanc.
Al terminar de escribir siento que me han quedado varias cosas en el tintero. Como podéis apreciar, fue un fin de semana intenso, repleto de actividades, y es difícil concentrarlo todo en único post. Más adelante os cuento algunos detalles más, que a bien seguro os pueden ayudar si tenéis pensado hacer una escapadita a Montblanc.
Desde aquí solo me queda agradecer a los miembros de la Oficina de Turismo de Montblanc, a todas las empresas e instituciones participantes, a Barcelona Travel Bloggers y al resto de compañeros que nos acompañaron, por contribuir a crear un fin de semana genial. La impecable organización de la Oficina de Turismo, el buen ambiente que se creó entre todos, y el haber podido conocer un poquito más a fondo Montblanc, tanto dentro como fuera de sus murallas.
Nosotros sin duda repetiremos. Y vosotros, ¿tenéis ganas de conocer Montblanc y su entorno natural?
Precioso lugar. Una pena pues desconocía esta localidad y hace a penas un par de semanas que estuve en Tarragona y la hubiera podido visitar.
Muchas gracias por compartir.